El retrato de Dorian Gray
Esta es una
de mis historias favoritas. No el libro, sino la historia, un joven inglés y
adinerado, condenado a la belleza y juventud eterna mientras un retrato recibe los estragos de los años.
Basil Hallwark es uno de los personajes
secundarios, es el pintor de retrato maldito y el otro, Lord Harry Henrick
quien influye en la vida liberta libertina del joven (siempre joven) Dorian
Gray. Ambos personajes tienen en cierta forma, plasmada la personalidad de su
autor, Óscar Wilde.
Hay libros
que traspasan las décadas y encuentran un espacio en los gustos de las masas. Y
su autor, ese hombre que dedicó horas y
energías transmitiendo sus ideas al papel por medio de la tinta; vive para
siempre cuando sus pensamientos más profundos quedan inmersos en forma de
tinta. Óscar Wilde fue uno de esos autores. Las frases que se acreditan como
suyas son fragmentos de los diálogos de sus personajes y su vida está
influencias en sus libros o sus libros en su vida…como el huevo y la gallina.
Este es uno de los pocos casos donde al
abrir un libro, se encuentra una mente. El difícil arte de que el mundo nos
entienda se simplificó a la tarea de leer. Al leer a Wilde, es como si nos
adentráramos dentro de él mismo. Y mientras dure el libro, el se mantiene vivo,
como el retrato de Dorian Gray, que en este caso es: el libro de Óscar Wilde.
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