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15 dic 2013

Trujillo sigue vivo

Estado y sociedad durante la dictadura de Trujillo
                                                        - Luis Álvarez-

Me atrevo a escribir que en cada uno de los países latinoamericanos ha tenido su propio Trujillo: un dictador durante el siglo XX; de esos hombres hambrientos de poder, que se alían con las fuerzas armadas y concentran en sus manos las riquezas de una nación a costa de la represión. Si llegara a equivocarme y me mencionaran un país que no haya tenido al suyo, al menos sabrán de que estoy hablando.

República Dominicana tuvo al suyo. Lo mataron en 1961 y el hombre todavía sigue vivo. Lo mantiene vivo un "reguero" (montón/exceso) de libros y libros que evocan su época, su vida, sus acciones y repercusiones. Creo que cada escritor dominicano mayor de 55 años tiene algo escrito sobre Trujillo. El dictador conoció la mercadotecnia y su nombre se ha convertido en una marca.

He leído un poco al respecto, no por él, sino para entender el presente: ese debe ser el propósito de todo el que estudie la historia. La explicación para los asentamientos blancos en las montañas, la presencia de japoneses en ciertos puntos del país, la fobia al haitiano, la presencia de dos grandes ingenios que todavía trabajan, la causa para una transición complicada del poder -de la cual, los beneficiados del régimen nunca terminaron de irse-, se pueden deducir de este libro corto. Un libro, que no es más que un compilación de datos, estadísticas e informaciones que sabíamos todos. 

Una frase que marca mi vida es: "nadie sabe a dónde va si no sabe de dónde viene". Pero entiendo la aversión, la apatía que se desarrolla respecto a estos temas. Se está cualquierizando de tal manera que, en un intento de salvarla del olvido, la están relegando a la ignorancia. 

5 dic 2013

Pedro Páramo

Volví a leer Pedro Páramo por simple nostalgia, no de la triste, solo nostalgia. A ver si esta vez no me perdía entre los recuerdos. Buscar cuándo terminaba Juan Preciado (y cómo terminaba) y de dónde salía Pedro Páramo (¡y cómo terminaba!). Pero como era fácil de preveerse, muertos y vivos se mezclaron en un mismo pueblo condenado a la muerte.
Me recuerda a Macondo en cierta manera, solo que más caliente. Juan Rulfo es uno de los precursores del realismo mágico (el mismo género del Gabito) y creo que por ello le tomé mas aprecio. 
Me queda pendiente el Llano en llamas y otros cuentos locos por repasar.


PD.- El pueblo era tan caliente, pero tan caliente, que los condenados al infierno regresaban a buscar su manta.