Acerca de la autora

19 jun 2015

El Candidato- Jorge Bucay


Suele decirse que quien escribe, lo hace en parte para sacar sus demonios. En mi opinión, también se saca mucho de uno mismo. Quizás los demonios también son parte de uno. En mi pasada lectura, por ejemplo, sobre Virgilio Díaz Grullón, pude notar el empleo de los pozos como elemento de misterio. 

Por mi parte, las pocas veces que escribo, uso elementos propios del cielo: como atardeceres y estrellas. Quién sabe con qué propósito. De Jorge Bucay se pueden sacar muchos detalles: la magia, el programa de los locos Adams, la misma medicina (su profesión)… En fin, uno escribe sobre lo que le gusta, y las historias solo suenan auténticas si se escribe de lo que se sabe.

La primera vez que leí este libro, me pareció maravilloso y –por mi edad entonces- obvié muchos detalles. Nunca había escuchado hablar del autor e ignoraba que este género salía de su zona de confort. Ahora sí me pude dar cuenta; porque había líneas no demasiado convincentes, ficciones muy fantásticas y… pero, la trama es excelente.

Bucay logró salir –incluso galardonado- de su atrevimiento literario. Nunca lo hubiera sabido sino lo hubiera intentado. Por mi parte, intentaré aferrarme al realismo distorsionado con que plasmo mi realidad. Es lo que vivo, de lo cual puedo escribir mejor. Estas palabras por ejemplo, por sencillas que fuesen, nunca me decepcionan. Escribo de lo que he leído, no hay nadie que lo pueda hacer mejor.

Virgilio Díaz Grullón

Saber que los abogados resultan tan buenos escritores, es un impulso muy agradable para seguir escribiendo. ..

Tal y como prometí en una entrada anterior, he leído una compilación de todos los cuentos de Virgilio Díaz Grullón. Ni que interesante conjunto: hubo algunos que ni me gustaron, párrafos que repetía e voz alta, finales que cambié en mi mente, cuentos largos y microrrelatos, realismo mágico y cuentos de suspenso. Había de todo un poco. En definitivas, para enamorarse de al menos uno.

La recopilación se realiza a partir de tres libros de cuentos, titulados: Un Día Cualquiera, Crónicas de Alto Cerro y Más Allá del Espejo. Así como otros dispersos que fueron agregados al final. Mi preferido fueron las crónicas. Porque las historias te permiten ubicarte en un pueblo donde estoy segura, el autor narraba con una precisión que solo tienen los que han vivido allí. Es un Macondo inspirado, que anuncia a la clara en “El aprendiz de brujo”. Pero si por algo me gustó, es porque me inspira a escribir. Como si la fluidez con que Virgilio se expresa fuera tan natural que cualquiera pudiera, así no más, plasmar en papel lo que pasa en el barrio. Pero hay un orden estético y una prosa tan bella, que hay que detenerse para notar  la elaboración que guarda un par de líneas.

Al final, volví a leer a Matum, un cuento de infancia, que leí en la escuela primaria. En mis recuerdos, el desenlace del manatí había sido muy diferente. Pero Matum seguía siendo el mismo, porque son nombres pesados que se mencionan una vez en épocas tempranas de la vida y se quedan resonando, palpitando en los espacios de la cabeza, hasta que con su mención percibimos el nombre que siempre estuvo ahí.


Para recordar:
“Pesadilla”. Un niño está convencido de que una culebra, grande como una casa… y que se arrastra por el suelo, y echa fuego, y ruge… se lo quiere comer. Se ha mudado junto a los rieles de la locomotora.

“Dos pesos para Cirilo”. Tres historias paralelas conectadas. Pedro, quien recibe en el cambio del cheque dos pesos de más, José que desyerba un patio para ganar algo con qué alimentar a sus hijos, y  Cirilo el colmadero mañoso, que hace trampa jugando dominó. Pedro le paga dos pesos a José por desyerbar su patio, y éste entra al colmado a tomarse algo antes de ir a casa.

“Un epitafio para don Justo”. Mientras está en la barbería, el protagonista se encuentra con un personaje de su infancia en su pueblo natal. Desaparecido hacía tiempo, resulta que era de la ciudad de donde había desaparecido. No solo me recuerda una versión menos nostálgica de “Ahora que vuelvo, Ton”; sino que me recuerda mis propios escritos han vislumbrar que podría hacer un vendedor de billetes de lotería, si él mismo se sacara el premio.

Pd.- No pude dejar de notar, la relación que tenían los personajes con los pozos, pasando a ser un elemento de desarrollo en mucho de los cuentos. Planteado como una salida misteriosa, un lugar ignoto cuyo fondo sería siempre un misterio. Asimismo hay una cierta inclinación a escribir sobre mensajeros y carteros.

Pd.-
Como a Macondo, los gitanos trashumantes visitaban de tiempo en tiempo nuestro pueblo (…). No pudieron asombrarnos con el milagro del hielo ni con el prodigio de los imanes porque ya el uso de esas maravillas constituía un hábito antiguo entre nosotros en la época en que se iniciaron sus esporádicas peregrinaciones por nuestros dominios. Pero sí nos enseñaron el arte secreto de adivinar el futuro.
(El aprendiz de brujo)

Sobre esta edición:

DÍAZ Grullón, Virgilio (2002). Cuentos completos. Prólogo y cuidado de edición, Ángela Hernández. Editora Cole, Santo Domingo, Rep. Dom. ISBN: 99934-32-18-0.

6 jun 2015

Los algarrobos también suenan -Virgilio Díaz Grullón

Terminé la obra anoche y todavía le sigo dando cabeza para revisar la lógica de lo que he leído. La crítica en la red, dice que la obra es el Pedro Páramo dominicano y ah! entonces todo tiene sentido.

Pensé que se trataba de una misma historia que se iba alternando cronológicamente a través de los capítulos. Pero había dos Alberto, que no supe donde empezaba uno y donde terminaba el otro, hasta que ambos cayeron del algarrobo y se fundieron en el suelo en un mismo final. Y los soldados los voltearon para verle el rostro y tenía la mirada feliz de los muertos. 

Realismo mágico en la época trujillista. No me lo esperaba. Qué curioso. Y llegué a Virgilio por un error de nombre. Mi cuento favorito se llama "Ahora que vuelvo, Ton" un regreso nostálgico con el cual me identifico y pienso ofrecerles una reseña un día de éstos. Su autor René de Risco fue premiado, y supongo que por estar llevándome de galardones terminé con este premio anual de novela de 1977. 

Me ha gustado tanto que ya tengo en mis manos una antología de sus cuentos. Este país tiene excelentes escritores por los cuatro rincones, y solo hay que desempolvarlos y releerlos, porque muchas de estas historias dominicanas todos las tenemos en casa. Ya sea en el librero o en el patio trasero.

 Pd.- Homenaje al autor
http://dominicanaenmiami.com/?p=7528