Acerca de la autora

19 ago 2015

El resto es silencio- Carla Guelfenbein

En un diálogo de la única serie de televisión que sigo, una de las protagonistas mencionó que siempre lee los mismos libros, porque ya sabe cómo terminan. En cierto modo yo también hago lo mismo: encerrada en clásicos que no pasan de moda; y movimientos literarios, de los que yo misma ya podría ser parte.

 Soy una egoísta, mente cuadrada, que no apoya las nuevas generaciones y mucho menos los escritores locales. Me he llevado tantas decepciones con autores contemporáneos que empiezo a creer que se considera una genialidad, tildárselas de loco. Pero, ay! Nunca nadie los entiende.

Un día cualquiera, alguien cercano pasa por una librería en oferta y llega con un montón de libros desconocidos que yacen unos meses en mi librero, en su plástico transparente y  con su código de barras.

Así terminé con este ejemplar, que a decir verdad, me ha gustado bastante. Tanto que, llegué a lamentar el final. Pues me había caído en gracia aquel niño de crecimiento escaso, con cardiopatía y las ansias fantasmagóricas de saber qué pasó con su madre muerta.
 Mju
Pero los finales no son ni buenos ni malos; solo así. De igual modo, solo somos personas, y algunos detalles en la tormentosa existencia, por más culpable que uno se sienta, forman parte de la cadena de eventos ineludibles e inevitables.  A los que nos hallamos unidos, por los invisibles hilos del destino.

Pd.- "La verdad surge de las profundidades a alterar la ordenada superficie de las cosas.''

10 ago 2015

Los tigres de Mompracen- Emilio Salgari

Tal parece que la genialidad viene maldita y que los grandes genios están condenados. Condenados con la pobreza, la ambición de sus relacionados, y la locura. La obsesión de que nunca han escrito la obra de sus vidas, y siempre se sienten incomprendidos. Todos nos sentimos incomprendidos. 

Pero Salgari no estuvo condenado por la locura sino, por la cruel realidad. Se inventó una vida interesante para que lo publicaran por vez primera; devino prolífico y bestseller sin la retribucion de sus editores y, cuando enfermó su esposa, quedó ella en un psiquiátrico sin consuelo de nadie.

Así el gran Salgari, creador de personajes tan legendarios, pereció suicidándose; abriéndose  el abdomen donde otrora recogía flores con sus hijos. Las mejores historias fueron escritas por las vidas más infelices.

Pd.- "Me voy a vivir al valle de San Martino, cerca del lugar en que, cuando, vivíamos en la calle Guastalla, íbamos a desayunar. Encontrarán mi cadáver en uno de los barrancos que vosotros conocéis, porque allí íbamos a recoger flores."
Omar Salgari, 1940

4 ago 2015

Nabo, el negro que hizo esperar a los ángeles y otros cuentos del Gabo

"Nabo", "La mujer que llegaba a las seis", "Ojos de perro azul", "La tercera resignación" y otros más, son cuentos tristes, sobre muertes y carencias metafísicas de cuando Gabriel García Márquez entraba a los veinte. Entonces no habían coroneles, no existía Macondo, y García todavía estudiaba derecho y no era del todo periodista.

A decir verdad, si no veo su rostro y su nombre, no me creería que fueran suyos. Son tan distintos a su estilo de narrativa, aunque sí podría hablarse de cierto realismo mágico. Aún así, denota que nadie nace sabiendo y que los grandes cuentos llegan puliéndose en escritura; y que nuestras palabras, se van acumulando, de poco a poco, a la gran obra que nos calmará el sueño. Aunque sea por unos minutos, pues los escritores nunca están conformes y nada de lo escriben es bueno. 

Me da cierta esperanza entender que todavía no soy nada ante todo lo que puedo ser... a la vez que me aterra el futuro incierto y desconocido.

PD.- "No. No podía comerlas. Sabía que debajo de cada naranjo, en todo el mundo, había un niño enterrado que endulzaba las frutas con la cal de sus huesos." - Eva está dentro de su gato-